
Ayer seguía en la sala de cuidados intensivos del hospital Dr. Darío Contreras.
A las puertas de esa sala se agolpaba una multitud de vecinos llegados del sector "Los Guaricanos", en Santo Domingo Norte, donde reside.
Sus hermanas y algunas amigas estaban llorosas.
Algún familiar, que llegó al centro médico con ganas de verlo, se arrepintió y no quiso ver al chico en esas condicones.
Como siempre, llegó un grupo de mujeres con faldas larguisimas, pelo crespo y sin desrizar con las manos repletas de "tratados" pretendiendo meterse hasta la sala de cuidados intensivos para decirle a Toribio que "se arrepienta de sus pecados porque el Señor lo perdona".
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